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lunes, 9 de marzo de 2015

CONSTRUCCIÓN DEL VALOR: EDUCAR ES UN DIÁLOGO SOBRE VALORES Educar a un niño no es fácil, hay que ser pacientes y perseverantes en cuanto a su educación. Y cuando hablamos de educación nos referimos a la formación que los padres y docentes ofrecen en el día a día. Que los niños adquieran correctos valores dependerá no solo de su propio carácter, sino de lo que aprendan en el seno familiar. Si crece en un ambiente en el que se siente querido, respetado y protegido aprenderá valores éticos adecuados. Los niños necesitan a alguien que los guíe, que los anime y los ayude en el transcurso de su vida. Necesitan sentirse apoyados, valorados y queridos. Y para eso están los padres, que deben ser su mejor ejemplo, su modelo a seguir en todos los aspectos. Tienen que enseñarles con el ejemplo y utilizar los valores que quieren que aprendan, no solo por ellos sino por sí mismos. La vida es dura y difícil y tarde o temprano, los niños tendrán que tomar sus propias decisiones; que hagan lo correcto dependerá de la educación que les hayan dado y de los valores transmitidos. Como dice José María Contreras en su libro Hablar con los hijos “en el fondo, educar es un diálogo sobre valores”. La situación crítica de los valores éticos que se observa en la sociedad demanda que la familia, la escuela y la misma sociedad replanteen sus actitudes y comportamientos éticos. Las concepciones que en la convivencia construyen los estudiantes, determinan sus ideas, opiniones, convicciones sobre lo correcto, lo bueno, lo permitido y desarrollan la autorregulación y autonomía de su persona. Educar en valores es un trabajo de siembra, ya que estos no se transmiten vía genética; es a través del ejemplo, la reflexión y la superación personal como se logra la incorporación de los mismos. A partir de los cinco años, los niños pueden comportarse de forma cruel, aunque sin tener verdadera conciencia. Pueden herir, sin quererlo y sin saberlo, los sentimientos de los demás. Del mismo modo puede ser víctima de burlas. Por eso necesitan explicaciones y mucho apoyo de los padres y docentes. Se deben implicar y enseñarles a mantenerse al margen de peleas y a pedir ayuda. Es muy importante la actitud de éstos, ya que a esta edad los niños se fijan mucho en ellas e intentan imitarlos. A partir de los diez años ya no son tan niños y empiezan a sufrir cambios, tanto físicos como psíquicos; tienen cambios de humor y de comportamientos significativos y muchos de los valores enseñados parecen ahora no tener sentido. Muchos adolescentes expresan su inseguridad a través de un mal comportamiento (o mala conducta). Es importante que los padres y los docentes se muestren abiertos y pacientes y los ayuden a madurar, dándoles la oportunidad de experimentar, equivocarse y aprender de sus errores por sí solos, para que vayan encontrando sus propios valores.

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